Como todos sabemos, se puede
poner fecha al nacimiento de la tecnología informática en 1945 con la
construcción de ENIAC, el primer computador electrónico, que respondía a la
arquitectura básica de Von Neumann, esbozada en teoría años atrás, a las
imprescindibles contribuciones de Alan Turing, y que seguía los modelos aun
antiguos que Charles Babbage diseñara en el siglo XIX.
Pero básicamente nos referiremos aquí a los comienzos de la tecnología informática en su aplicación a los procesos de negocios de las empresas. Este salto no fue tan obvio, al comienzo la TI fue utilizada solamente para fines militares y científicos, pasaron algunos años hasta que las grandes corporaciones industriales y financieras, entrevieron su aplicación en la mejora de sus procesos de negocios.
ENIAC (Electronic Numerical Integrator And Computer) in Philadelphia, Pennsylvania. Glen Beck (background) and Betty Snyder (foreground) program the ENIAC in building 328 at the Ballistic Research Laboratory (BRL) |
Pero básicamente nos referiremos aquí a los comienzos de la tecnología informática en su aplicación a los procesos de negocios de las empresas. Este salto no fue tan obvio, al comienzo la TI fue utilizada solamente para fines militares y científicos, pasaron algunos años hasta que las grandes corporaciones industriales y financieras, entrevieron su aplicación en la mejora de sus procesos de negocios.
Históricamente, la primera
visión de la tecnología informática aplicada a los negocios la presentaba como
un recurso de operaciones, como una manera de hacer las mismas cosas pero más
rápidamente: la información que antes se transcribía a mano en planillas pasó a
ser canalizada por un procesador electrónico que permitió manejar grandes
volúmenes de datos.
Vale decir: se veía al
ordenador como una gran máquina calculadora, en rigor los primeros computadores
lo eran, para automatizar una serie de cálculos matemáticos, que ejércitos de
personas ejecutaban en las organizaciones de forma manual o asistidos por
primitivos calculadores mecánicos.
Antes de los computadores, una
gran número de trabajadores en las empresas (y cuanto más grandes peor) se
dedicaba básicamente a calcular y asentar información en los libros. Procesos repetitivos que implicaban calcular
asientos contables, liquidar las nóminas, preparar las facturas. Hoy esto resulta difícil de imaginar para las
personas que hemos toda nuestra vida profesional rodeados de ordenadores, pero
esto era así, como uno podría ver en cualquier película “familiar” de las
décadas de 1940 / 50.
La visión de los primeros
empresarios que entrevieron la aplicación de los ordenadores a las empresas era
que estos eran básicamente una herramienta de productividad. Así como las máquinas de vapor habían
reemplazado a los tejedores en el siglo XVIII produciendo un dramático aumento
de la productividad, los ordenadores tenderían a reemplazar masivamente a los
trabajadores de “cuello blanco”, oficinistas, contables, administrativos,
produciendo otro salto considerable de la productividad, que amortizaría
rápidamente las altas inversiones que requerían la nueva tecnología.
Las aplicaciones informáticas
que se distribuían con los primeros ordenadores tendían a lograr esas rápidas
mejoras de productividad en los procesos más repetitivos que se podían
encontrar en las organizaciones: la contabilidad y la liquidación de
nóminas. También tenían otras dos
características fundamentales: eran los procesos empresariales más
“horizontales” y “secuenciales” que podía haber.
Es necesario recordar que, en
esa época, el desarrollo de aplicaciones era un proceso de altísimo coste. Los
profesionales del sector eran escasos y caros.
Al comenzar la década de 1960, no había carreras profesionales en el
sector informático, los interesados eran idóneos que provenían de la electrónica
o de otras profesiones, y se formaban básicamente en las empresas fabricantes
de ordenadores.
Debido a esto, los fabricantes de ordenadores fueron los primeros en desarrollar aplicaciones para sus clientes. De hecho, no podían vender sus ordenadores sin ellos, a la vista de las dificultades de sus clientes para construir sus sistemas. Los fabricantes empezaron por desarrollar, para amortizar mejor sus altos costes y apoyar su política comercial, por las aplicaciones que tenían una utilización segura en la mayor parte de su mercado objetivo: en todos los sectores se manejaban contabilidad y nóminas.
Por otro lado, cabe recordar
las características de estos primeros ordenadores. Los primitivos soporte de
datos se basaban en tarjetas perforadas y cintas magnéticas. Estos dispositivos solamente se podrían
utilizar para aplicar una serie de algoritmos de cálculo sobre un “lote” o
“secuencia” de datos de entrada y obtener un resultado de salida. Todavía era imposible hacer cualquier proceso
“interactivo” o de acceso “aleatorio”, hasta que aparecieron los primeros
dispositivos de disco.
Estas primitivas arquitecturas
de sistemas entonces no eran fruto de una “elección” o “diseño estratégico” de
la empresa usuaria, sino que necesariamente para acceder a la tecnología se
optaba por la arquitectura informática de uno u otro fabricante, que proveía el
hardware, software de base y aplicativo, el soporte técnico, la formación del
personal técnico, en una forma integrada.
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