Hacemos aquí una pausa para describir
la arquitectura típica de sistemas en una gran organización de fines de los
´90.
Esta arquitectura normalmente giraba en
torno de un ERP, que cubría, como mínimo todas las funciones de la
administración contable y financiera de la Organización. Este ERP se montaba sobre
una plataforma cliente/servidor basada en tres componentes variables (por eso se la llamó arquitectura de 3 "capas" o "layers"):
·
Software de Gestión de Base
de Datos
·
Sistema Operativo de la línea
Unix, Windows o propietario de IBM (OS/400)
·
Uno o más servidores para
procesar acceso a aplicaciones o bases de datos
Estos tres componentes se podían combinar de diferentes maneras: podía concentrarse el procesamiento en un único servidor o distribuir en varias máquinas. Dependiendo de cuál fuese el ERP elegido se podían seleccionar diferentes software comerciales de gestión de base de datos, pero cada ERP normalmente era compatible con varios de ellos. Asimismo, como sistema operativo de servidor se podía visualizar diferentes opciones: las derivadas del Unix en sus diferentes variantes, la línea de Windows desarrollada por Microsoft o distintos sistemas propietarios si uno optaba por IBM, ligados a su hardware.
Arquitectura de 3 capas |
Esta arquitectura se podía considerar casi totalmente abierta, en teoría uno podía cambiar un componente sin alterar los otros, y la cantidad de opciones a la hora de diseñar la implantación de un nuevo sistema era muy variada, lo que generaba una intensa competencia entre los proveedores de cualquiera de los componentes de la arquitectura. La propia IBM para defender sus ingresos por servicios informático, terminó actuando como integrador de tecnologías no propietarias (aunque ofreciera, por supuesto, como primera opción sus soluciones propietarias).
En una segunda mirada observábamos que
las redes de ordenadores personales habían reemplazado casi totalmente a las
terminales “bobas”. Un microcomputador
ofrecía la versatilidad de ser, por un lado, terminal para el equipo central,
pero además agregaba la capacidad de ocuparse de todos los otros servicios de
oficina que el computador central (y sus terminales) no podían solucionar
(redactar e imprimir documentos, presentaciones, planillas de cálculo, enviar
mensajes, ejecutar pequeñas aplicaciones para el puesto de trabajo o el
departamento). Todas cosas que las
antiguas terminales no podían hacer.
Pero también al estar conectadas en
red, agregaban otras ventajas: la posibilidad de compartir archivos situados en
diferentes equipos, y hacerlos accesibles desde otras posiciones, la
compartición de recursos comunes (faxes, impresoras), la autonomía de la que
gozaban para trabajar en su disco rígido propio o de un servidor, por
privacidad, contingencia o simple comodidad.
Para el fin de la década del ´90 los costes, la fiabilidad y la
velocidad de los enlaces de redes locales entre ordenadores había mejorado mucho
y era muy fácil y económico tener una red al menos en cada sede de la empresa.
En una tercera mirada, los equipos
mainframe o grandes minicomputadores no habían dejado de exitir, pero su
utilización se había especializado hacia aplicaciones donde, por su complejidad
o volumen de datos, se requerían un enorme poder de procesamiento para obtener
resultados. Grandes bancos o utilities,
por ejemplo, no podían prescindir de estos grandes equipos que seguían pudiendo
procesar millones de transacciones en un tiempo bastante menor que las otras líneas
de productos.
Los avances en herramientas para
enlazar y desarrollar interfases o emulaciones entre equipos de distinta línea
también garantizaban la conectividad entre equipos de distinta tecnología y
tamaño, con lo cual el hecho de tener obligadamente que hacer coexistir varias
tecnologías no era necesariamente ineficiente desde ese punto de vista.
Entre 1993 y 1998/99, la difusión de
esta arquitectura creció exponencialmente en todo el mundo, ayudada también por
otros factores externos que colaboraron en acelerar el proceso de cambio y
abandono de las antiguas.
Uno de los factores que más influyó fue
lo que llamamos la globalización.
Podemos definir es este fenómeno como el brutal proceso de
internacionalización de la economía que se dio en la década del ´90 basado en
dos fenómenos principales: la caída de barreras comerciales y el abaratamiento
de las comunicaciones.
La caída del Muro de Berlín, el proceso
de integración europea y otros procesos similares a menor escala en otras
regiones (MERCOSUR) trajo como resultado que los mercados potenciales para el
crecimiento de una compañía se multiplicaran.
Ahora una empresa tenía posibilidad de exportar o de instalarse en
muchos más lugares con perspectivas de éxito.
Muchos países que venían de economías cerradas o dirigidas estaban
ávidos de recibir nuevas inversiones, tecnologías y acceder a bienes de consumo
y servicios desconocidos.
Por otro lado, las operadoras de
comunicaciones, por una mejor infraestructura, la tecnología digital
introducida en los ´80, las redes de satélite y cable estaban en condiciones de
dar un mejor servicio para mantener “conectadas” a las filiales con su Casa
Matriz. Esto traía varias ventajas:
menores costes de implantación (no se duplicaba toda la infraestructura), menores costes
de supervisión e información en tiempo real de lo que sucedía en las filiales.
La consecuencia de la globalización fue
la adquisición desenfrenada por parte de compañías multinacionales de más
filiales en el extranjero. Luego, la ola
de fusiones y adquisiciones que siguió cuando las Compañías tuvieron que ganar
economía de escala para poder competir.
La mitad de la década del ´90 nos dejó una economía mundial con menos
empresas y más grandes. Esto, sobre todo, se concentró en las llamadas "economías emergentes" (a pesar de recurrentes crisis financieras).
Incremento de la inversión extranjera en países emergentes en los últimos 15 años |
Este cambio operó sobre el mercado
informático favoreciendo la estandarización de procesos y la homogeneidad de
las arquitecturas. La posibilidad de un
liderazgo corporativo más fuerte desde las casas matrices, por las mejores
comunicaciones, hizo que el management local perdiera poder e influencia para
incluir soluciones locales o no homogéneas en las filiales. Estas masivamente, sobre todo si eran
empresas adquiridas, se vieron obligadas a adoptar diseños de arquitectura de
sistema compatibles con sus casas matrices.
En la mayoría de los casos, sobre todo en países atrasados, este fue
benéfico y favoreció la competitividad cuando las nuevas arquitecturas
reemplazaron a sistemas obsoletos o ineficientes. En otros casos, impuso soluciones que no se
adaptaban totalmente a la realidad de la Compañía y les hizo perder agilidad. Por otro lado, las operadoras de comunicaciones, por
una mejor infraestructura, la tecnología digital introducida en los ´80, las
redes de satélite y cable estaban en condiciones de dar un mejor servicio para
mantener “conectadas” a las filiales con su Casa Matriz. Esto traía varias ventajas: menores costes de
implantación (no se duplicaba toda la estructura), menores costes de
supervisión e información en tiempo real de lo que sucedía en las filiales.
En los procesos de fusión la adopción
de una de las dos arquitecturas de sistemas normalmente obligaba a una
racionalización de los recursos, y dada la complejidad de este proceso en
grandes compañías, era más fácil de abordar en un entorno de paquetes de
software. Además, este proceso de
consolidación tuvo por efecto reducir el número de clientes de la industria y
aumentar su capacidad de negociación con los proveedores de software y equipos,
aunque más no sea por la enorme escala que empezaron a tomar las Compañías.
Pero, al mismo tiempo, que se iban
sucediendo estos cambios en las tecnologías de procesamiento central de datos,
se iban produciendo avances tecnológicos y nuevas técnicas que gestión que
cambiaban un poco la visión de las arquitecturas empresariales. Estas tecnologías que se desarrollaron o
alcanzaron su punto de madurez durante la década del ´90 fueron:
·
La integración de telefonía y
ordenadores (Computer-Telephone Integration)
·
La tecnología de extracción
de datos y patrones (Datawarehousing y Datamining)
·
La computación móvil (Mobile
Computing)
·
La red Internet, concebida como
herramienta masiva, y su corolario, la
WWW
Estas tecnologías posibilitaron nuevas aplicaciones de negocios, inconcebibles hasta el momento, y su desarrollo tendría una enorme influencia en los años siguientes. A fines de la década del ´90 su uso era ya habitual, aunque más bien orientado a aprovechar ventajas coyunturales en la explotación de la tecnología. En los años siguientes, estas tecnologías fueron modelando el futuro.
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