Confieso que cuando me invitaron a participar en esta campaña para apoyar un proyecto educativo en África, me sorprendió escuchar el nombre de Madagascar. Uno está acostumbrado a recibir noticias sobre proyectos de ayuda al desarrollo en muchos otros países: Etiopía, Somalia, Kenia, Sudán, Burundi, entre otros. Pero Madagascar sigue siendo esa isla misteriosa, que es más conocida por su biodiversidad, donde los lémures se llevan todo el protagonismo.
Pero si uno profundiza un poco
más descubre que la República Malgache (nombre oficial) es uno de los países
más pobres del mundo, entre el 80% y el 90% de sus 25 millones de habitantes
vive con menos de 2 U$S al día. La mitad
de los niños menores de 5 años sufre de desnutrición infantil, la cuarta tasa
más alta del mundo.
¿Por qué los malgaches son tan
pobres? ¿Qué les ha ocurrido para estar en esta situación? Aquí surge siempre
la sospecha o prejuicio habitual que los que vivimos en Europa tenemos de los
países africanos sobre la corrupción política, debido a la debilidad de sus
instituciones, y los conflictos civiles tribales.
Pero en este caso no es
totalmente aplicable. La población
autóctona de Madagascar ni siquiera hereda los conflictos tribales habituales
en el continente africano. De hecho, la
isla fue colonizada originalmente por poblaciones indonesias, cruzando el
inmenso Océano Índico, en una fecha muy tardía, el Siglo IV d.C.
Mucho más tarde llegaron
poblaciones bantúes de África que se mestizaron y generaron una población muy
homogénea, casi con la misma carga genética de ambos grupos. Esto, sumado al aislamiento geográfico, (a
más de 400 km de la costa) creó una cultura y tradición única, con escasos
conflictos interiores.
Incluso la colonización francesa
fue corta. Apenas duró unos 50 años, entre 1895 y 1946, llegando a la
independencia plena en 1960. Eso sí, tras la misma se sucedieron crisis
políticas severas y períodos dictatoriales, en los cuáles floreció la
corrupción, se degradó la educación y el sistema judicial, pero quizás en forma
no tan severa como en otros países, que sufrieron sangrientas guerra civiles.
Esto no puede explicar la pobreza relativa del país.
Aun así, la realidad sigue siendo
la misma: es un país de los más pobres del mundo. Sin embargo, ocupa el puesto
58 de los países que reciben ayuda exterior, apenas unos 500 millones de U$S.
Egipto, el primero de la lista, recibe 11 veces más. Países europeos como Serbia, Ucrania o Bosnia
reciben más dinero.
Entonces…¿Por qué nadie habla de
Madagascar? ¿Por qué otros países atraen mucho más la atención de los donantes?
Quizás la mejor explicación se la debemos a Elke Wisch, delegada de las
Naciones Unidas en el país y muy conocedora del tema, en
esta nota del periódico “The Guardian”
“We have a lot of
other countries where for children the situation is not good but for some
reason those countries get more attention than Madagascar. This is an island.
There is no terrorism. There are no geopolitical interests. We are very much
off the map. There is a need for an urgent priority list but Madagascar will
probably never attract donor aid like Malawi or Tanzania or Uganda”
Al final, la razón para tanta
pobreza y tanta desatención es una desventaja comparativa, de la que los
malgaches no tienen ninguna responsabilidad: el aislamiento geográfico. Madagascar nunca estuvo en ninguna ruta comercial
importante, nunca tuvo un recurso natural estratégico. Su escasa población con
una cultura única nunca fue un mercado importante para nadie, y los costes
logísticos para importar y exportar cualquier mercancía son altos.
Esta situación geográfica, en
medio del Océano abierto, agrega un segundo problema insoluble: el violento
clima de la zona. Madagascar sufre al
menos 3 eventos climáticos catastróficos al año en la forma de tormentas y
ciclones, que maltratan las costas, dañan los caminos y encarece el
mantenimiento de las infraestructuras en general. A esto se agrega, en los últimos años, el
aumento de la temperatura y la mayor frecuencia de las sequías.
A pesar de todo, los malgaches
están haciendo un enorme esfuerzo por mejorar.
En 2014, las fuerzas políticas acordaron una nueva constitución
democrática y tuvieron unas elecciones homologadas internacionalmente. La mayor estabilidad aceleró el crecimiento
del PIB hasta un 4% anual, pronosticándose que se acelere al 5%. Desde el año 2002 se vienen priorizando las
inversiones en educación, duplicando el número de alumnos inscritos. Incluso el índice de Transparencia ha
mejorado en un 33% en los últimos 5 años (aunque sigue estando en el puesto 155
de 180).
La IV República Malgache está
empezando a negociar programas de ayuda, en conferencias de donantes,
exhibiendo sus reformas democráticas. Pretende convocar inversión extranjera
genuina y acelerar su crecimiento, mejorando su infraestructura turística. Aprovechando su gran biodiversidad y sus
bosques vírgenes, esperan atraer 500,000 turistas en 2018, contra unos 360,000
de 2017.
En estas circunstancias creo que Madagascar merece
toda nuestra ayuda. La geografía y la climatología los ha colocado en una
posición difícil, pero aun así luchan por salir adelante. El proyecto de la Fundación Agua de Coco deEspaña “120 Oportunidades en Madagascar”, se ha creado para apoyarles en este dificil objetivo, mejorando la educación y la autonomía de niños y adolescentes.
Como dice Marina Salmerón en este artículo de "A un Clic de las TIC", "la tecnología y la digitalización son un instrumento para que las actividades que se realizan amplifiquen su alcance. Uno de los retos del programa consiste en convertir lo digital en un escenario de igualdad de oportunidades
para todas aquellas personas que lo necesiten. Se trata de favorecer su
desarrollo social, sin importar dónde se encuentre el voluntario que,
gracias a las iniciativas online, puede colaborar con entidades
de cualquier lugar del mundo, en tiempo real.
Por eso te pido que ayudes con tu donación a
través de este link.
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