viernes, 19 de febrero de 2016

La Puerta del Cielo y el mito de la libertad creativa




 (English version here/Versión en Inglés aquí)

Como hemos comentado antes, la innovación es un proceso azaroso e incierto. Por supuesto, mucha gente ha intentando a lo largo del tiempo encontrar la tecnología o la "receta" infalible para innovar con éxito seguro.

Una las ideas mas extendidas es que debemos encontrar y reclutar a un líder excepcionalmente dotado para que dirija el proceso de innovación. Ya hemos visto como algunos buscan en el pasado reciente de la industria para encontrar al "innovador serial".  En otros casos se recorren los "centros de excelencia", con el mismo fin.

Una vez seleccionado este líder muchas empresas caen en el error de dar a esta figura una "libertad creativa" excepcional, que probablemente no darían a otros directivos abocados a tareas más mundanas.  En muchos casos, el propio "innovador" enfatiza esta idea, exigiendo no tener las "manos atadas" para ejercer toda su "creatividad".  Y está muy extendido el mito de que imponer un "control" a personas con este don excepcional, anularía o limitaría sus capacidades. En síntesis, se les concede todo. Un buen ejemplo de esto es lo que hizo la empresa cinematográfica United Artist con Michael Cimino.

En 1979, UA había cumplido 60 años. Fundada en 1919, por nada menos que por D.W.Griffith, Charles Chaplin, Douglas Fairbanks y Mary Pickford tenía una larga trayectoria de éxito de público y crítica. Había sido la primera productora en enfrentar a los grandes estudios que controlaban la producción, la distribución y la proyección en forma integrada. De hecho, en 1948 sus fundadores habían conseguido que la Corte Suprema de los EE.UU., prohibiera las prácticas monopólicas en la industria.
Firma del contrato social de United . Charles Chaplin con la pluma.

En los años ´50 producía unas 50 películas al año. En la década de 1960 ganó 5 Oscars a la Mejor Película, con un récord de 11 Oscars en un año por West Side Story.  Desde 1957, además, había incursionado  en la producción discográfica y en 1959, había empezado a producir series de televisión con gran éxito.  En aquellos años fueron los primeros en introducir a los Beatles en los EE.UU., en crear la franquicia de James Bond o el género de los Spaghetti Western.

En una época muy difícil para la industria, con numerosas quiebras, pérdidas y cambios tecnológicos (por la aparición de la TV), la UA se destacó por su gran equipo gestor, encabezado desde 1951 por Arthur Krim, Robert Benjamin y Eric Pleskow. En 1967, la compañía era tan atractiva como inversión financiera rentable que fue comprada por el gigante de los seguros, Transamérica Corporation. El nuevo accionista reemplazó al equipo directivo, pero después de perder 35 millones de U$S, en 1970 le rogó a estos que volvieran a ocupar sus puestos. Lo que hicieron.

Desde entonces continuaron los éxitos tanto económicos como artísticos, hasta que en 1978 tras una nueva disputa con el CEO de Transamérica, Krim, Benjamin y Pleskow volvieron a ser despedidos y decidieron montar su propia compañía. Aun así, las últimas producciones en marcha fueron un notable éxito: "Rocky II", "Manhattan", "Moonraker" y "El Corcel Negro".  Pero, para 1979, el nuevo Presidente, Andy Albeck, estaba buscando un líder y un proyecto que lo ayudara a transformar la compañía  y proyectarla al futuro durante los siguientes años. Creyó encontrar ese líder en Michael Cimino.

Sus antecedentes no podía ser mejores. Graduado en la prestigiosa Universidad de Yale, Cimino había comenzado como creativo y director de comerciales en la célebre Madison Avenue.  Después comenzó a escribir guiones de cine y pasó a la dirección.  En 1974, tuvo su primer éxito con Lightfoot and Thunderbolt (Un botín de 500,000 dólares) y en 1976, obtuvo la consagración de público y crítica con la excepcional The Deer Hunter (El Francotirador).

Esta película, estrenada en 1978, había obtenido 5 Oscar, incluyendo Mejor Película y Mejor Director. Había tenido una excelente acogida por la crítica y notable éxito de público.  Además, de transformarse en un clásico, cuya influencia en la cultura popular y en la industria del cine, duraría décadas (sólo basta recordar la impresionante escena de la ruleta rusa). Cimino era el director codiciado por todas la productoras.



El nuevo CEO de UA, Albeck, necesitaba mostrar a la industria que la compañía podía seguir creciendo sin su antiguo equipo directivo.  El mercado tenía grandes dudas  sobre su capacidad debido a que no provenía del mundo de la producción de cine. Su carrera se había  desarrollado por largos años en el Departamento de Ventas o como ejecutivo de la división de TV.  Pensó que debería generar un gran éxito rompedor para ganar la confianza de accionistas e inversores.

Así, en 1979, Albeck contrató a Cimino pagándole una fortuna y permitiéndole producir la película que quisiera y con total libertad en cuanto los criterios de reparto, dirección y producción.  Cimino eligió un guión escrito por él en 1971 (no aceptado entonces por ningún productor), que se denominó en Heaven´s Gate (Las Puertas del Cielo).  El Director eligió un elenco de grandes actores como Christopher Walken, Isabelle Huppert, Kris Kristofferson, John Hurt y Jeff Bridges.

Asimismo, UA le asignó un presupuesto de 11,6 millones de U$S (50 millones de 2016), una fortuna para la época (los filmes ganadores del Oscar de los últimos años tienen presupuestos de no mas de 20 millones). La única condición era que Heaven´s Gate se estrenase antes de la Navidad de ese año, pero sin establecer ninguna penalidad en caso contrario. Además, Cimino exigió que cualquier gasto adicional, necesario en su juicio para cumplir la fecha, no se contabilizase como una desviación de presupuesto. En síntesis, un cheque en blanco.

Finalmente, Cimino gastó ¡4 veces! el presupuesto original ($ 200 millones a día de hoy, equivalente al coste de The Force Awakens en 2015) y la película se estrenó ¡un año! después de lo previsto, en noviembre de 1980.  Se rodaron 220 horas de película y la primera versión proyectada a los ejecutivos de UA tenía una duración de más de 5 horas.  Después de la primera revisión, el Director tardó 5 meses en ofrecer una versión "recortada" de 3 horas y 39 minutos.  

Durante todo el proceso de producción  Cimino dilapidó tiempo y dinero en pequeños detalles.  Por ejemplo, hizo instalar un sistema de irrigación artificial donde se iba rodar una escena de batalla, para mantener el césped de un color verde que contrastara con el color de la sangre.  O talar y trasladar un árbol desde otro sitio para una sola toma. E incluso seleccionar personalmente a los extras de cada escena, elegidos de entre una larga fila de candidatos. Para la edición, el Director se "encerró" literalmente en la isla de edición (se dice que hizo cambiar la cerradura para evitar que nadie accediera), entre otras acciones sorprendentes.

Por supuesto, semejante retraso y nivel de gasto no pasó desapercibido a la Alta Dirección de la UA. Los ejecutivos se plantearon despedir a Cimino, pero no terminaron de decidirse. No entendían muy bien lo que estaba pasando (recordemos que no venían de la producción), las explicaciones complicadas y el cuidado por los detalles del Director les parecieron, hasta cierto punto, razonables.

Cimino también se cuidó bien de mostrar cualquier metraje hasta tener terminada su edición, aumentando las expectativas. Reforzó la idea de que necesitaba estar solo y sin presiones para hacer su "magia". Finalmente, en la UA se convencieron de que, si bien no iban a ganar dinero, podrían lograr una "obra maestra", algo que les permitiera al menos ganar prestigio y aceptación en la industria, algo que valorizara a la compañía.

El 19 de noviembre de 1980 se desveló la incógnita.  La crítica destrozó la película sin piedad.  La crítica de Vincent Canby en el NYT es, todavía hoy, recordada. Las palabras "desastre incalificable" se repitieron hasta el cansancio. Cientos de bromas se hicieron sobre la increíble escena de colonos del siglo XIX bailando sobre patines. En este punto cabe recordar que la película era un drama épico y no una comedia.

Un fracaso tan grande fue motivo de mayor interés aun por los medios masivos y la UA se vio obligado a retirar el film después de una semana de exhibición. Cimino fue obligado a re-editar la película y reducir su extensión a 2 horas y 29 minutos, para reestrenarla en abril de 1980, con otro rotundo fracaso. En total, recaudó apenas un 10% del coste de producción.

Las consecuencias fueron penosas. Michael Cimino hundió su prestigio: aunque dirigió otras 4 películas menores (todas faltas de público), nunca le volvieron a ofrecer o le aprobaron una gran superproducción.  Para la UA, fue aún peor. La compañía se hundió en el descrédito, Albeck fue despedido y Transamérica decidió retirarse de un negocio que estaba afectando su propia imagen. En mayo de 1981, la compañía fue vendida a la Metro-Goldwyn-Mayer y esta la absorvió, haciendo desaparecer su sello (aunque lo recuperó años después como una subsidiaria).

El caso de Heaven´s Gate demuestra que la "libertad creativa" por si misma no conduce a la innovación exitosa. Pocas veces un Director había tenido tanto presupuesto y menos control. La UA renunció a estudiar el posible impacto de la película en el público, a corregir los posibles desvíos presupuestarios y mitigar los interminables retrasos, apostando a que la creatividad y el prestigio de Cimino solucionaría todo.  Nada de eso. Esta falta de control hizo que un gran equipo de actores, profesionales del arte y millones de dólares de capital fueran desperdiciados.  

Hollywood tomó buena nota del fracaso. Se mejoró mucho el control de los presupuestos y del proceso de producción por parte de los estudios, evitando el "cheque en blanco".  Por otro lado, se impuso una nueva forma de producir basada vagamente en escenarios "what-if" (qué pasaría si...) y largos debates de equipo, o como se le dio por llamar "high concept".  Esto implicaba un compromiso mucho mayor de todo el equipo de producción y no sólo del Director.

En definitiva, aunque el control asfixiante o la excesiva burocracia puede anular un proceso de innovación (como vimos en el caso del Ford Edsel), siempre es necesario implantar ciertos puntos de control obligatorios para medir la probabilidad de éxito de un proyecto o idea.  Aunque esta sea compleja técnicamente o difícil de entender.  Los procesos de la empresa que tienen facilitar la decisión de cuándo cambiar de rumbo. Es preferible fijar unos límites precisos a la "apuesta" (siempre se puede fracasar) y detenerse a tiempo cuando se superan. Continuar con tanta incertidumbre puede multiplicar aún más las pérdidas, y producir un daño aun más grave.

Nota: algunos detalles más del rodaje en este enlace (en inglés).









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